Emprender en el sector de los viajes es un sueño compartido por miles de personas: diseñar experiencias únicas, trabajar desde cualquier lugar del mundo y convertir la pasión por viajar en un proyecto de vida. Sin embargo, la realidad es mucho más dura de lo que suele contarse.
En España, alrededor del 80 % de los emprendimientos no superan los tres años (Estudio de TBS Education y Legálitas Negocios citado por PYMES Magazine). Y entre las principales barreras para emprender, la CEOE señala la escasez de conocimientos y la falta de cultura empresarial como factores determinantes.
Esto significa que la mayoría de los proyectos no fracasan por falta de ganas, ni por ausencia de buenas ideas, sino por no haber construido la base correcta desde el inicio. En el turismo, sector que aportará un 13,1 % al PIB nacional en 2025, con previsión de llegar al 13,5 % (Exceltur), la oportunidad es enorme, pero también lo es la competencia y el riesgo de quedarse atrás.
El error más común: emprender sin estructura
El fallo más repetido entre quienes quieren crear un negocio viajero es empezar sin una estructura sólida.
Muchos emprendedores arrancan con energía, inspirados por sus propias experiencias de viaje o por la idea de ayudar a otros a descubrir el mundo. Sin embargo, se lanzan al mercado sin haber definido aspectos básicos como:
- ¿Quién es exactamente su cliente ideal?
- ¿Qué problema real resuelven sus viajes o servicios?
- ¿Cómo se diferencian de lo que ya existe?
- ¿Qué modelo de ingresos garantiza que el negocio sea sostenible en el tiempo?
Avanzar sin responder a estas preguntas es como intentar construir una casa sobre arena: al principio parece que todo va bien, pero tarde o temprano la estructura se tambalea.
Otros errores frecuentes (que nacen del mismo problema)
De la falta de estructura derivan otros fallos muy habituales, que a menudo se confunden con problemas secundarios cuando en realidad son síntomas de lo mismo. Estos son algunos de los más comunes:
1. Subestimar la carga operativa
Muchos emprendedores creen que montar un negocio de viajes será simplemente “contar lo que saben” o “recomendar lo que aman”. La realidad es que gestionar proveedores, diseñar itinerarios, atender a clientes y llevar las finanzas requiere una gran inversión de tiempo y energía. Sin procesos claros, el día a día se convierte en una carrera de apagar fuegos.
2. No identificar al cliente ideal
Intentar vender a “cualquiera que quiera viajar” es un error clásico. No todas las personas buscan lo mismo: hay quienes priorizan el lujo, otros la sostenibilidad, otros la autenticidad cultural. Al no definir con claridad el perfil del viajero al que te diriges, los mensajes se vuelven genéricos y no conectan con nadie.
3. Depender de la inspiración del momento
En lugar de trabajar con un método replicable, muchos negocios viajeros dependen de la creatividad espontánea de su fundador. Esto puede funcionar en los primeros meses, pero a la larga se traduce en inconsistencia: cada propuesta requiere reinventar la rueda y el desgaste es enorme.
4. No calcular márgenes reales
Un error especialmente dañino es confundir facturación con beneficio. Sin una estructura financiera clara, los emprendedores tienden a subestimar costes como la publicidad, los impuestos o las comisiones de proveedores. Resultado: la caja no cuadra y el negocio, aunque venda, no resulta rentable.
5. Creer que la pasión basta
El sector turístico es apasionante y mueve emociones, pero también es una de las industrias más competitivas de España. Recordemos que aporta más del 13 % del PIB nacional: eso significa que es un motor económico lleno de oportunidades, pero también con jugadores muy profesionales en la arena. Pretender competir solo con ilusión, sin una estrategia clara, es otro camino seguro hacia el bloqueo.
Cómo evitarlo desde el inicio
La buena noticia es que este error estructural se puede prevenir si se adoptan ciertas prácticas desde el primer momento. Estos son algunos pasos clave:
1. Definir el propósito y la propuesta de valor
Antes de diseñar tu primer viaje, pregúntate: ¿qué transformación vivirán las personas gracias a tu negocio? No se trata solo de itinerarios, sino de la experiencia completa: desconexión, aprendizaje, conexión humana. Tenerlo claro te permitirá diseñar productos coherentes y atractivos.
2. Conocer a fondo al cliente ideal
Invertir tiempo en entender a quién quieres servir es una de las mejores decisiones que puedes tomar. Haz encuestas, entrevistas o tests. Pregunta qué buscan, qué les frustra de las opciones actuales y qué valoran de verdad. Esta investigación te ahorrará años de ensayo y error.
3. Crear un plan financiero sencillo pero realista
No hace falta tener un MBA para emprender, pero sí entender conceptos básicos como ingresos recurrentes, márgenes o costes fijos. Una tabla simple en Excel puede ser suficiente al principio, siempre que refleje la realidad y te ayude a tomar decisiones conscientes.
4. Establecer procesos desde el principio
Documentar cómo respondes a clientes, cómo organizas itinerarios o cómo gestionas tus redes sociales puede parecer una pérdida de tiempo al inicio, pero es lo que te permitirá crecer sin colapsar más adelante. Cuanto antes empieces, mejor.
5. Buscar acompañamiento estratégico
Nadie nace sabiendo emprender. La CEOE ya ha advertido que la falta de conocimientos y cultura empresarial es una de las principales barreras en España. Rodearte de formación y mentoría especializada puede marcar la diferencia entre sentirte perdido o avanzar con claridad.
6. Ajustar expectativas y plazos
Muchos negocios viajeros fracasan porque esperan resultados inmediatos. En cambio, los que sobreviven más de tres años —ese 20 % que no entra en las estadísticas de fracaso— entienden que un negocio sólido se construye con constancia y visión de largo plazo.
El camino hacia un negocio viajero sostenible
En Travelingtobe lo hemos visto repetirse durante nuestros 10 años de trayectoria: los emprendedores que avanzan sin estructura suelen desgastarse rápido, mientras que aquellos que dedican tiempo a construir cimientos sólidos logran consolidarse y crecer.
El turismo seguirá siendo un sector clave de la economía española y mundial, y eso significa que habrá espacio para nuevas propuestas. Pero solo quienes combinen pasión con estrategia podrán aprovechar esa oportunidad.
Si estás en ese punto de tu proyecto en el que sientes que avanzas pero no terminas de ver resultados, quizás no sea cuestión de trabajar más, sino de parar y replantear tu estructura.
Conclusión
El error más común al emprender en el sector de los viajes es lanzarse sin estructura, confiando en que la pasión será suficiente. Sin un plan claro, la probabilidad de fracaso es altísima.
Sin embargo, ese error puede evitarse con pasos concretos: definir un propósito claro, conocer al cliente ideal, diseñar un plan financiero básico, documentar procesos y contar con apoyo estratégico.
Los datos lo confirman: la mayoría de los emprendimientos no sobreviven, y la falta de cultura empresarial es un obstáculo reconocido. Pero también es cierto que el turismo seguirá creciendo y que hay espacio para quienes decidan hacerlo bien desde el inicio.
En Travelingtobe hemos creado programas como Origen y Despegue para ayudar justo en esta fase: transformar una idea difusa en un negocio real, sostenible y con futuro.
Porque emprender un negocio viajero no debería ser un salto al vacío, sino el comienzo de una aventura sólida y transformadora.




