A estas alturas, ya sabes que no basta con tener un viaje increíble entre manos. Ni siquiera con tener una web bonita o un feed de Instagram que parezca sacado de una agencia creativa.
Porque, seamos sinceros: el mercado del turismo está saturado.
Viajes organizados, experiencias personalizadas, asesorías para viajeros, retiros, escapadas temáticas… cada día nace una nueva propuesta.
Y si vendes algo que suena demasiado parecido a lo que ya existe, da igual lo especial que sea tu producto por dentro. Por fuera, el cliente no lo va a notar.
¿El resultado? Poco movimiento, ventas irregulares o cero interés.
No porque no valgas. Sino porque tu propuesta de valor no está clara.
Y este artículo es para ayudarte a cambiar eso.
1. El problema no es tu viaje. Es cómo lo estás vendiendo.
Uno de los errores más comunes entre emprendedores turísticos (sí, tú también si ya estás en marcha) es creer que el valor está en el destino.
— «Ofrezco un viaje a Marruecos de 7 días con visitas a lugares auténticos»
— «Diseño rutas por Perú para personas activas que quieren desconectar»
— «Hago asesorías para preparar un viaje único a Japón»
Bien. Pero… ¿cuántas personas están diciendo exactamente lo mismo?
👉 Si tu cliente puede copiar y pegar tu texto y serviría para otra agencia, no tienes una propuesta de valor. Tienes un producto genérico.
Y eso no se arregla con más publicaciones, ni invirtiendo en anuncios. Se arregla mirando más allá del “qué vendo” para responder al verdadero motor del negocio:
¿Por qué alguien debería elegirte a ti?
2. ¿Qué es realmente una propuesta de valor (y por qué casi nadie la tiene clara)?
Una propuesta de valor no es tu itinerario, ni el destino, ni las actividades incluidas.
Es la razón concreta por la que alguien siente que tu servicio es justo lo que necesitaba.
Es la intersección entre lo que ofreces, lo que te hace diferente y lo que tu cliente ideal está buscando desesperadamente.
Es eso que alguien lee o escucha de ti y piensa: “vale, esto va conmigo”.
Una buena propuesta de valor:
- Atrae a la persona adecuada y aleja a la equivocada
- Comunica lo que te hace único sin necesidad de explicar demasiado
- Hace que te recomienden con naturalidad
- Justifica tu precio
- Te permite crecer sin competir por precio o volumen
Y, sobre todo, construye una marca. No solo una oferta.
3. El error de comunicar “lo obvio”
Volvamos al ejemplo:
«Viaje de 7 días a Tailandia con playas, templos y comida local».
«Ruta por Perú en grupo reducido con guía local».
Sí, suena bien. Pero eso mismo está en cualquier catálogo o mayorista.
¿Dónde está la diferencia?
El problema no es solo la propuesta, sino cómo la cuentas. Muchos negocios turísticos comunican lo evidente, lo superficial o lo que el cliente ya da por hecho.
Mira algunos ejemplos:
- “Viaje inolvidable” (¿cuál no lo es?)
- “Nos adaptamos a ti” (lo dicen todos)
- “Conectamos con la cultura local” (¿cómo?)
- “Te ayudamos a cumplir tu sueño de viajar” (¿qué sueño?)
Todo esto está vacío si no tiene contexto, personalidad y enfoque. Si no haces el trabajo de fondo, caerás en el ruido.
4. Herramienta práctica: La brújula de valor (mini ejercicio)
Para que puedas avanzar, aquí tienes un ejercicio simple para clarificar tu propuesta de valor:
✍️ Dibuja una cruz con cuatro cuadrantes:
- Qué ofreces (productos/servicios)
- A quién te diriges (cliente ideal real, no genérico)
- Qué le prometes (transformación específica, beneficio claro)
- Por qué tú (experiencia, historia, enfoque, mirada única)
Cuando logres escribir cada punto con claridad y sin repetir frases vacías, estarás mucho más cerca de una propuesta de valor real.
Y si no puedes hacerlo aún… quizá necesitas volver a los cimientos. En nuestro curso Origen, precisamente trabajamos eso: entender qué quieres construir, con quién y cómo. Sin fórmulas genéricas.
5. Tres ejemplos reales de propuesta de valor bien definida
📍Jota – Atar Experience
Organiza viajes en grupo a Marruecos, pero no vende “viajes a Marruecos”. Vende una experiencia intensa de conexión humana, descubrimiento y aprendizaje para viajeros con alma nómada. Lo que le diferencia no es el país, sino el tipo de persona que se siente llamada por esa forma de viajar.
📍Carol y David – Mochileros Sherpa
Ofrecen viajes de aventura para viajeros activos. Pero no venden “aventura y naturaleza”. Venden una forma de vivir el viaje como un proceso de autoconocimiento, conexión y desafío físico real, desde su experiencia como viajeros experimentados. No atraen a cualquiera: atraen a quienes buscan sentir que cada paso deja huella.
📍Rocío – La Fábrica París
Diseña experiencias privadas en París, pero su cliente no quiere ver la Torre Eiffel. Quiere vivir París como un local, con estilo, mimo y atención al detalle. Su valor no está sólo en los monumentos, sino en su capacidad de crear experiencias con sensibilidad y gusto, para un público que quiere exclusividad real sin ostentación.
6. ¿Y si no sé qué me hace diferente?
Aquí viene la parte más incómoda.
Si no sabes en qué te diferencias, puede que aún no tengas un negocio, sino una idea genérica en marcha.
Y está bien admitirlo. Porque es desde ahí desde donde se empieza a construir.
Aquí van algunas preguntas para ayudarte a profundizar:
- ¿Qué tipo de viajeros no me interesa atraer? ¿Por qué?
- ¿Qué historia personal me ha llevado a crear esta propuesta?
- ¿Qué hago de forma distinta sin darme cuenta?
- ¿Qué feedback me han dado mis clientes que yo pasé por alto?
- ¿Qué valores quiero que se respiren en cada servicio que ofrezco?
Este trabajo no se resuelve en una tarde, pero es lo que marca la diferencia entre tener una marca sólida o ser una copia más.
7. Cuando tu propuesta de valor está clara… todo cambia
Dejas de tener que convencer.
Dejas de dudar de tus precios.
Dejas de invertir sin retorno.
Y empiezas a ver cómo llegan consultas más alineadas. Cómo tus mensajes conectan. Cómo tus ideas se sostienen.
Esto no significa que vendas de golpe ni que todo sea fácil, pero sí que por fin tienes un sistema que tiene sentido y coherencia.
Y eso, cuando quieres vivir de tu propio negocio de viajes, es la base de todo.
En nuestro programa Despegue, muchas personas que ya habían lanzado su negocio pero no conseguían tracción han encontrado esta claridad. Porque sin una propuesta de valor bien definida, crecer es casi imposible. Con ella, todo se vuelve más fácil.
8. Conclusión: no se trata de inventar nada nuevo. Se trata de contar mejor lo que ya haces.
La mayoría de emprendedores turísticos no fracasan por falta de talento ni de ideas. Fracasan porque no saben comunicar lo que les hace únicos de forma estratégica.
No necesitas inventar la próxima revolución. Solo necesitas mirar tu propuesta con honestidad y darle forma con intención.
Tú no vendes un viaje. Vendes una forma de mirar el mundo, de acompañar, de cuidar, de provocar una transformación.
Y cuando aprendes a decir eso de forma clara, conectas con las personas que están buscando exactamente eso.
No más ruido. No más comparaciones. Solo conexión real.
📌 ¿Y ahora qué?
Si este artículo te ha removido, te ha dado pistas o te ha hecho darte cuenta de que llevas tiempo comunicándote en piloto automático… estás justo donde tienes que estar.
Sigue formándote, sigue puliendo tu propuesta y, si lo necesitas, da el paso de hacerlo con el acompañamiento estratégico de Travelingtobe.
Porque se puede vivir de esto. Pero no desde el caos.




